te presto mi angel de la guarda,
para que tu voz se calle un segundo,
para que tu corazon sane,
sin un vaso lleno de liquido dorado.
te presto mis pies pequeños,
que segun tu van muy rapido,
aunque en realidad sigo sentada,
en la misma silla que me encontraste
te presto mi sonrisa desde lejos,
puesta en el balcon blanco donde la miraste,
para que sonrias en destiempos,
en esas noches cuando tu garganta se tranque
te regalo como miro tu sombrero,
y el enojo que me causa tu tristeza,
aunque admita que a veces fui culpable,
te dejare pisar mi luna cuando la gravedad falte.
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